La jubilación fue una aventura sin fin para John y Lynn Struckhoff, los dos han estado en esta trayectoria juntos por más de cinco décadas.

Estaban en la vía cuando John comenzó a ver a su esposa cambiar lentamente. Después de varias pruebas cognitivas, los médicos determinaron que era Alzheimer.

John inscribió a Lynn en un ensayo clínico que prueba la sangre de una persona para cambios en el cerebro. La prueba mide la cantidad de proteínas beta amiloides llamadas A-Beta 42 y A-Beta 40 en la sangre. 

Cuanto menos A-Beta 42 en la sangre, más probabilidad es que tenga Alzheimer.

Cuando se combina con factores de riesgo genético, la prueba tiene hasta un 93% de precisión en la identificación de personas bajo riesgo de la enfermedad del Alzheimer. Y el diagnóstico anterior podría llevar a nuevos tratamientos para detener su progresión.

"Eso es lo que estamos buscando, que te harán estas pruebas y luego recibirás tratamiento antes de que tengas síntomas", explico Suzanne Schindler, una neuróloga en la Escuela de Medicina de Washington.

Esa no es una opción para Lynn, pero la prueba le dio paz mental a John.

“Ella y yo hemos estado en un viaje durante unos 50 años y, por alguna razón, ella emprende su propio viaje y no puedo acompañarla", comento John.

Las únicas otras formas de hacer la prueba de Alzheimer son muy costosas. 

Tomografías computarizadas son el estándar y cuestan hasta siete mil dólares por prueba, y por lo general no están cubiertas por el seguro. 

Una punción espinal cuesta de uno a dos mil dólares y la prueba de sangre cuesta unos mil doscientos dólares por paciente. 

La prueba de la universidad de Washington se llama PrecivityAD. Está disponible para uso médico, pero aún no está cubierta por la mayoría de los seguros médicos.

Vea el video para el informe completo.